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miércoles, 20 de abril de 2016

A-R A-D

Las acciones tienen sus consecuencias. No hay acción sin reacción. No lo digo yo, como siempre. Lo dicen los que saben.

Cualquier acción que hagamos, como seres sociales que somos, supondrá unas consecuencias para los demás, que a su vez volverán a nosotros en forma de otras consecuencias colaterales de nuestras acciones primarias. Y así se mueve el mundo.

La cuestión es, pequeña Cigarrita, lo que quiero decir con esto, es que antes de actuar está bien que pienses un poco más allá de tu acto y valores qué podría ocurrirles a los que están a tu lado. Tanto si les quieres como si no, hazlo.

No puedo darte más explicaciones ahora, se me hace tarde y llega la hora de la lectura.

Pero ten en cuenta que todas tus determinaciones en la vida, tarde o temprano regresarán a ti. 

Ten también en cuenta, para que te quedes tranquila, que importa menos el bien y el mal; y más otro tipo de condiciones para la vida y la convivencia. 

No hay nadie por encima de ti, pequeña Cigarrita.

martes, 19 de enero de 2016

Que me voy

Si sopesáramos las decisiones sentados en una mesa, juntando las manos bajo la barbilla y mirando al vacío, te aseguro Cigarrita, que no nos lanzaríamos ni a la mitad de aventuras.

Por otra parte, evitaríamos también un gran cúmulo de fracasos a los que a veces estamos destinados en el mismo momento en que los ojos nos brillan, la cabeza dice no y el corazón sí ante las estúpidas e innumerables ideas a las que nos arrastra la vida.

Pero Cigarrita, ¿qué sería de nosotros sin nuestros chichones? Las tiritas cubriendo heridas, el corazón amoratado, el cerebro envuelto en paños de paciencia. 

No me he sentado ni un momento a meditarlo. Es que no puedo. Hay cosas que no se pueden. Simplemente suceden. No sé quién me dijo una vez que no podía dar respuesta (ni siquiera una respuesta ilógica) a todos los acontecimientos. 

Pues bien, ahora lo entiendo. Este es uno de ellos. 

Ha sucedido. Me ha sucedido.

¿Cuánto tiempo? ¿Cómo será el balance? ¿Qué pierdo? ¿Qué ganaré? Imposible saberlo. Y doy gracias.

Las dudas me asaltan. Vienen por detrás, me empujan por un lado y otro. Me esperan en la cama. En el sofá, ¡en la bañera! Lejos quedaron aquellos momentos en los que se dignaban a llamar al timbre y yo podía decidir si les abría mi puerta o no. Ahora se abalanzan. Me están mirando como escribo este texto.

De verdad te lo digo, Cigarrita, que somos más dueños de nuestros destinos de lo que nos creemos. 

Pero eso no quiere decir que podamos impedir o provocar el devenir