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martes, 17 de agosto de 2021

El pasado

Pensé que cuando las personas se hacen mayores el pasado se deja en un espacio diminuto y olvidado del cerebro porque otros nuevos recuerdos del mundo adulto toman más fuerza. 

Pero no es así. 

Cuando le vi con el bebé en brazos y aquella sonrisa de sorpresa pasaron por mi cabeza decenas de recursos como si fueran ayer: el primer beso, las escapadas por las callejuelas del pueblo de madrugada, encontrar lugares mal iluminados, la primera y última noche juntos.

Mientras nos mirábamos pasaban aquellos momentos por mis ojos y estoy segura de que él no tenía todo ese embrollo en la mente. 

Pero lo tendrá. 

En algún momento, cuando un día alce la vista y yo sea otra mujer diferente de la que él se enamoró una vez, pero con la misma sonrisa. 

lunes, 16 de noviembre de 2020

Todo lo que nunca haremos

1- Cortar el pasto 

Y sentarnos a comer y tomar cerveza con el olor de hierba mojada y recortada 


2- Bañarnos en el mar 

Yo te enseño a nadar con delicadeza y precisión y tú, con tu miedo escondido en los pulmones, tomas aire y sumerges la cabeza como buscando otro mundo bajo mis pies 


3- Conducir 

Ir a lugares que aún no están en el mapa y bautizarlos con nombres de palabras que encontraremos en los libros que leo


4- Reír 

Reír sin parar. 

Dolor de panza y agujetas en las costillas después de un día entero riendo como enfermos ante la esquizofrenia de la vida que nos ha tocado 


5- Esquiar 

Recorrer faldas de montañas con cintas verdes y azules. Pegarnos un piño, aguantar la risa y el dolor, creer que lo estamos haciendo bien aunque seamos pésimos


6- Volar 

Y eso, querido, es lo que más me aflige. Un corazón que no sabe volar es menos triste que un corazón que no quiere hacerlo. 

Te vi desplegar las alas tantas veces. Solo en mi mente. 

Solo en mi mente: 


Realmente no existes. 

martes, 23 de mayo de 2017

Las cosas que he aprendido

Las cosas que he aprendido desde que ya no vives (en mí):


Se sobrevive, siempre se sobrevive.

Los puntos son bellas partes de la historia. Valen para coger aire, y empezar de nuevo.

La única manera de entender, es leyendo.

Te quise tanto que ni siquiera tiene sentido.

Los celos son la fiel sombra reflejada en cada atardecer de la tristeza.

El amor duele, claro que duele. Pero el tiempo cura. 

El final llega siempre antes de la separación. Y en ese momento comienza el tiempo de la pérdida.

Mi amor por ti ha dejado de doler. Te quiero feliz.

El deseo es al amor como el beso al sexo.

La libertad siempre existió. Tanto como para volver cada noche a tu cama. Hasta que un día ya no. 

No era imprescindible para ti. Pero eso no es lo mejor. Lo mejor es aprender que no lo seré para nadie.

Te sigo escuchando, leyendo y viendo por la calle de otra ciudad. Pero no eres tú. Y me gusta.

Estoy aprendiendo a soltar y no siento miedo de perderte para siempre. Buena suerte. 

Después de un largo ocaso, la oscuridad es el abrazo al amanecer. 

No te odio, te agradezco. No me dueles, te libero. 

Ve,

Yo por aquí me quedo.




miércoles, 26 de agosto de 2015

Y de banda sonora, Seda y Hierro.

Abre los ojos, lentamente. ¿Es posible abrir los ojos lentamente? Así es, y ella lo hace cada día. No pronuncia palabra hasta que no se toma el primer café del día. No sabe, no puede. Le faltan las fuerzas hasta para bajarse los pantalones del pijama en el baño.

Chanclas, bragas y un vestido de algodón, las gafas. Nada de peines, está fea. Da igual, no puede hablar. Hace sueño.

Baja a tomarse un café y un croissant:

- Buenos días, ¿lo de siempre?- le pregunta la panadera simpática que lleva horas levantada y atendiendo a cafés con legañas y a personas humeantes.

 Ella asiente. Y se sienta. Desbloquea la pantalla del móvil y ya baja la mirada que no volverá a subir ni para ponerse el sobre de azucar dentro de la taza. Ni para mirar el cuerno del croissant que de tanto mojarlo se deshace y se tira de bomba al café que salpica el platillo, la mesa, el vestido.

Entra en el correo. Hay mensajes. Odia los mensajes sin remitente real, pero los abre igual porque no puede tener mensajes sin leer, o al menos sin abrir, en su bandeja. Es una de esas manías incontrolables como la de tener todos los botes cerrados con sus respectivas tapas en el baño. 

Infojobs. Hoy tampoco hay trabajo para tí. H&M gracias por apuntarte a nuestra bolsa de trabajo que nunca consultamos. Nos complace decirte que perdiste tu tiempo. (Ve a buscar un trabajo a tu altura, te estamos haciendo un favor, idiota). Facebook dice que alguien entró con su cuenta en un ordenador Mac ayer a las 15:31. Era ella misma. Facebook la vigila. Le da lo mismo, mensajes borrados. Un remitente que no existe le insta a que mire lo que gente que le da muy igual (como toda en general) ha tuiteado. Para qué entrar, si quiero leer chorradas aquí al lado tengo el periódico que no gasta megas. 

Oh no. Oh no. Oh no. 
Mensaje recibido de Cristina. Anoche a las 5am. Mierda, piensa. Por primera vez levanta la cabeza y mira a través del ventanal de la cafetería. La calle, la gente. Todos siguen sus vidas, sólo la de ella se ha detenido unos segundos. Tiempo necesario para coger aire antes de abrir los e-mails de Cristina. Cada vez que recibe uno, ella siente un balazo en alguna de esas partes del cuerpo que no son peligrosas para recibir un bala. Como los brazos, o las piernas. Tiene las extremidades agujeradas. 

¿Lo abre? ¿Lo borra? Puede borrarlo, pero dentro de tres horas estará metiendo la nariz en la papelera donde van todos los e-mails que dan miedo o asco. Y lo abrirá y lo leerá. Y entonces verá lo que Cristina tiene que decirle:

Que ya sabe que nunca le contestará, que lo siente, una vez más. Que fue egoísta y terca. Que no tendría que haberse ido sin avisar. Que lo siente y lo siente pero de verdad. Que la perdone, que el tiempo está de su parte. Que como estás, que ella está bien. Más o menos. Que quiere venir a verte, que necesita abrazarte. Que ya sabe que tú no querrás ni contestarás pero que ella te lo tiene que decir porque sino no puede vivir tranquila. Que sí, que al final es egoísmo. Que si has encontrado trabajo o algo que te motive en la vida. Que qué tal en la asociación, que si vais tirando. Que te quiere. Que ella se va a mudar a una casa más pequeña. Que ha estado con otros chicos y chicas pero que a quien está esperando es a ti. Que la perdones y que vayas. Que ya sabe que es tarde, pero no pierde la esperanza. Que echa de menos cuando desayunabais marihuana y café y luego abusabais de la bolsa de croissants de chocolate.

Levanta la vista. No quiere llorar, no quiere creer nada de lo que dice en la pantalla. Se deja el café a medias, y se levanta. Paga justo en la barra y regalando sus primeras palabras del día, "Hasta mañana", se despide. 

Sale a la calle y empieza a caminar muy rápido. Se va a tirar recuerdos al río. Después pasará por la frutería y comprará un kilo de manzanas. Espera no olvidarse. 

Buenos días.