Las cosas que he aprendido desde que ya no vives (en mí):
Se sobrevive, siempre se sobrevive.
Los puntos son bellas partes de la historia. Valen para coger aire, y empezar de nuevo.
La única manera de entender, es leyendo.
Te quise tanto que ni siquiera tiene sentido.
Los celos son la fiel sombra reflejada en cada atardecer de la tristeza.
El amor duele, claro que duele. Pero el tiempo cura.
El final llega siempre antes de la separación. Y en ese momento comienza el tiempo de la pérdida.
Mi amor por ti ha dejado de doler. Te quiero feliz.
El deseo es al amor como el beso al sexo.
La libertad siempre existió. Tanto como para volver cada noche a tu cama. Hasta que un día ya no.
No era imprescindible para ti. Pero eso no es lo mejor. Lo mejor es aprender que no lo seré para nadie.
Te sigo escuchando, leyendo y viendo por la calle de otra ciudad. Pero no eres tú. Y me gusta.
Estoy aprendiendo a soltar y no siento miedo de perderte para siempre. Buena suerte.
Después de un largo ocaso, la oscuridad es el abrazo al amanecer.
No te odio, te agradezco. No me dueles, te libero.
Ve,