APARTADOS

Mostrando entradas con la etiqueta sinsentido. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta sinsentido. Mostrar todas las entradas

martes, 17 de noviembre de 2015

EL NOTICIERO

Un día, en un país muy lejano, una persona que se sentía mucho (se sentía, sí, de sentir-se), decidió darle sentido a su existencia y de paso a la de muchos otros creando un canal alternativo de noticias. Algunos pensarán si esta podría ser la razón de la existencia para alguien, pero, ¿de verdad? Cualquier cosa da razones para vivir a la gente, hasta la ropa lo hace. ¿Por qué no iba a hacerlo un canal de noticias? ¿Y si, además, las noticias son realmente reales? ¿Existe la realidad? Por supuesto que no. Pero existimos nosotros, los simples mortales. Y nuestros actos tienen consecuencias. Y estas consecuencias producen otros que a su vez provocan de nuevo otras consecuencias. ¿Se... entiende?


Alguien tiene que contarlas. De la manera que sea. Cuantas más maneras haya, mejor. Pero este Canal de Noticias lo hacía de una manera especial. 

Ayer o un día de estos, emitieron el Noticiero. No siguen reglas de tiempo como horas, o días o semanas o meses. Hablan de Sueños.  "Hace sueños que ocurrió"-¿cuántos?-"No sé, Sueños".-Ahá.

Y las noticias se transformaron al momento en pequeñas notitas de papel cuadriculado rasgado de las últimas hojas de las libretas menos utilizadas en el colegio. Fueron traspasadas mano a mano, dentro de bolis o de puños cerrados, o lanzadas por el aire. Bajo las mesas, mano a mano, sin parar. Mano a mano. Mano a mano. Con este ritmo. Mano a mano, mano a mano, mano a mano. Como los latidos de un corazón que bombea porque no sabe detenerse. 

Las noticias llegaron finalmente a su destino. 

Un ser extraño, que sería una mujer pero a muchos les da asco decirlo, (pero a mi no), con una inteligencia desbordante, un sentimiento de la esperanza tan grande como su coño,  el cual le hacía gozar como nunca lo hubiera podido imaginar ni la mejor amante, y unas manos muy delicadas, recogió todas las notitas. Y las abrió. Se las metió en la boca. Y las guardó en la garganta. Y ahora las grita. No sé cuantos Sueños después. Las grita y suenan en los canales de Venecia, en el mar sin olas y en tu puta cabeza. Y yo las traigo aquí: 

"En el Sueño de hoy, la Niña que nunca sacaba dieces. Una niña, de aspecto normal, vida normal, colegio normal, ropa normal. Nunca ha sacado un diez. Todo el mundo está esperando que lo haga para poderle recordar cuando lo consiga que nunca antes lo había hecho. Pero ella nunca lo hace, nunca saca un diez. Ni un nueve. Ni un ocho. Y tiene una vida rodeada de muñecas y carritos que pasea por el jardín. Tiene bolis de todos los colores y las libretas más blancas. Estudia. Pero nunca saca dieces. Nunca saca más de un seis. Haga lo que haga, siempre un seis. Siempre mediocre. Siempre os recuerda lo mediocres que sois.

En el Sueño de ayer, una mujer ha decidido estudiar Historia. La palabra más bonita no por lo que significa. Sino por la Hache gigante y amurallada que tiene al principio. Mírenla: H . ¿Acaso no es la más linda del abecedario? La puta hache de Historia. Y la mujer va a estudiar historia. Porque se le antoja que no entenderá de otra manera el mundo que le rodea. ¿Qué ha ocurrido? ¿Qué ha ocurrido? No para de preguntarse. Pero le va a resultar difícil contar los Sueños que han pasado si no lo hace a través de las vidas que han ido sirviendo como leña al fuego que nos da la vida. 

En el Sueño de cuando tú quieras, un susurro en la brisa marina nos revela que la distancia es proporcional al grado de odio entre los seres inoumanos. El entendimiento y el amor se rompe con las tijeras de la distancia. Se cortan los recuerdos y los lazos se deshacen y los conocidos se convierten en desconocidos. Las noticias se encallan en las escolleras del tiempo. Las manos no se entienden. Se huele la diferencia. Aparece el odio. "

Y tú me la has vuelto a hacer. Eso lo dice el sueño de última hora. Me voy a dormir entre comillas. 
DeNada.

martes, 10 de noviembre de 2015

El secreto está en la cama

La familia, el trabajo, la casa, la montaña, la ropa, la tele, los besos, los zapatos, la música, el ordenador, el vecino del tercero (el de la mirada de miedo), el cine, las cámaras, los polos (el Norte o el Sur). 

El colegio, el amor, las cigarras, el rocío de las mañanas, la guitarra,  el dinero, la fe, los paraguas, las vistas al mar, la arena, la comida, el petróleo. 

Mis manos, la Luna, las constelaciones, el vapor, el sexo, la muerte, el veneno, los placeres, la pobreza, los tejados, las miradas, el cuerpo (el de Cristo), la lengua. 

El amanecer, las mareas bajas, el mundo, los aviones, el tiempo, los viajes, las mujeres, los bancos, los cocodrilos. 

La juventud, la bebida, los problemas, las soluciones, los obstáculos, los hombres, las carreteras, las estaciones. 

La ropa interior.
El parqué de los polideportivos.
Las lenguas.
Las nubes bajas.


¿Qué llena de sentido tu vida?


Intento dar con la respuesta, pero serpentea y me lleva por el camino más largo del saber.
Cuéntamelo tú.
Levanta la sábana, échate a un lado y déjame que hueco. Aclara la voz. Prepara la mirada, humedece la lengua.
Ahora sí, ya estoy dentro. El contacto de tus piernas con las mías me relaja, Cuéntame. Íbamos por donde yo me meto a escucharte. Y tú me lo explicabas,

¿Y bien?

domingo, 18 de octubre de 2015

Te propongo a tí.

Te propongo un juego. 

Soy una jugadora nata, no sé si lo sabías. Es fácil de intuir(me), supongo. Me encanta ganar y con una capa de humildad disfrazada sorprenderme ante mi propia victoria.


El juego que te propongo se trata de darle sentido a nuestra existencia.  ¿Te parece difícil? Ja. Pues nunca has jugado a baloncesto.

Las reglas del juego las pones tú.  Y cuando me mires a los ojos, yo también las conoceré.

De lo que se trata es de volar.

Pero sin precipicios. ¿En las cimas hay precipicios dices? Pronto lo comprobaremos juntos. Eso y tu miedo a las alturas. 

Te hago un carrera hasta el coche. Conduzco yo, que me queda mejor. Después corremos con destino el horizonte. Tenemos que llegar al amanecer a la máxima brevedad, pues puede que mañana no haya otro.

Después de jugar a ver quien ríe más tras una calada de oxígeno competiremos en un duelo a muerte por encontrar al ganador que folle mejor al otro. No hay ganador en esto, dices. Sería un placer descubrir un empate técnico entonces.

Cuando te canses de jugar conmigo puedes coger otro camino. Tarde o temprano nos volveremos a cruzar. No porque estemos destinados. Sino porque yo te volvería a buscar. Con un antifaz. ¡Sorpresa!

Tachar países, beber Oasis, comer escarabajos y luciérnagas y revolcarnos entre las malezas de una niña triste que está en huelga y ahora va a sonreír mientras llama con pillerías la atención de todos.

Ver conciertos en plazas y cogernos de la mano mala, mientras con la otra tú escribes y yo fumo; o al contrario. 

Visitar museos de artes extrañas y construir maneras nuevas para comunicarnos desde paquetes de yogures unidos con cuerdas, o ver al otro en el lado opuesto al visor de un caleidoscopio. 

En esto consiste el juego. El de dar sentido. Darnos sentido mutuamente, compitiendo en ver quién lo hace mejor. 

¿Preparados? ¿Listos?, 


ya.