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martes, 3 de marzo de 2015

Dudas gigantes

Manifiesto de Los Tristes


Los Tristes no quieren dejar de ser tristes. Es hora de que alguien lo diga. Los Tristes son tristes. Beben  como tristes, hacen el amor como tristes y conducen como tristes. Es una forma de vida. Atrás queda el discurso de que las personas están, y no son. Los Tristes siempre son. Son una especie en no-extinción, además.

Los Tristes me han pedido que escriba esto para que todo el mundo sepa que ellos no van a convertirse en felices nunca. Aunque digan que buscan la felicidad, esa precisa búsqueda es la que les mantiene en su estado de tristeza infinita. 

Y os digo más, Los Tristes son necesarios. Nos hacen la vida mejor. Su visión distorsionada (como cualquier otra forma de ver) de la realidad invita a que todo el mundo contemple la vida, y la ame. 



Los Tristes hacen mejor música, escriben mejor, y sacan los sentimientos de la gente. Los Tristes le otorgan a la alegría la belleza que posee.

La poesía debe agradecer a Los Tristes su existencia. Ellos comen des-amor para desayunar, lo digieren y lo devuelven en forma de sorpresa. Y no, no vayáis de alegres ahora. Todos habéis estado cómodamente tristes alguna vez. (¿ Y es que nadie va a pensar en los vendedores de pensamientos positivos?)

Los que no son Tristes se reconocen porque sus tristezas son pasajeras y les sirven para retomar el vuelo a su alegría insípida. Pero Los Tristes no tienen alas. Sólo piernas gigantes y musculadas. 

Los Tristes me han pedido que les dejéis tranquilos. Os piden perdón por molestar vuestros estados constantes de pseudo-felicidad y os invitan a que les deis menos importancia. También podéis tomaros a los tristes un poco menos en serio y más en broma. 

Los Tristes son tristes porque no quieren ser tristes. Si supieran que sólo tienen que aceptarlo... 

Los tristes son odiosos, un poco. Vale. Pero nadie quiere vivir con ellos, ni sin ellos. Y si hacéis un ejercicio de reflexión sabréis por qué. 

Pon un triste en tu vida, y hazle reír.