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miércoles, 23 de mayo de 2018

Pessoa es para valientes

Esa frase me la dijo mi amiga Cata, hablando de lo intensa que era la escritora que dirige el taller literario al que asistimos todos los martes.

"Si le damos a Pessoa no sale de ahí"

Esa fue la conclusión a la que llegamos.

Como si Pessoa se pudiera elegir. Como si uno pudiera ir por la vida diciendo "¿Pessoa? No gracias, quiero seguir siendo una ignorante feliz".

No, querida amiga. Pessoa no se elige. Pessoa te elige a ti. Y llega de cualquier forma:

Encuentras el libro en una feria de usados un sábado al caer la tarde,
Un amigo (si es que se puede llamar así) te lo recomienda
Alguien te envía una frase y se te clava en la sien
Estás leyendo otro libro que lo nombra más de cien veces en sus páginas
Alguien escribe en tu revista favorita un artículo de amor u odio incondicional hacia el escritor.

Y ahí te toca. Se clava en ti y ya no hay vuelta atrás. Solamente puedes acudir a cualquier lugar a tomar Libro del Desasosiego y sentarte en un sofá cómodo a leerlo.

Después el libro te devuelve la lectura y te lee a ti. Y cuando te quieres dar cuenta, la simbiosis ocurre.

Tú eres Pessoa, Pessoa es el libro, el libro es tú.

Y ya nada, absolutamente nada, vuelve a ser igual.

miércoles, 8 de marzo de 2017

Sé por tus marcas
cuanto has viajado
para olvidar lo que hiciste
sentir algo que nunca sentiste


La vida ya no duele.
Quizá fue la distancia adecuada.

Sin embargo,
en lo único que creo
es el tiempo.

Y los libros,
siempre los libros.

No importa que vaya despacio,
o rápido.

El único ritmo que existe
es el del corazón.



Ese lugar en el que te acogí,
del que te eché,
y en el que aún no te encuentro lugar.

¿Se supone que esto es la felicidad?
Nunca creí en ella.
Ni en ti tampoco, seamos serios.

Pero los libros,
siempre los libros.

La lectura marcada
por los latidos,
leída en un tiempo prudencial,
a una distancia perfecta.

Esa es la única certeza.

De que la vida no duele,
tú no existes,
yo no creo,
y ellos no saben absolutamente nada.

¿Se supone que esto es la felicidad?

Deja a los recuerdos donde están.
No hay espacio para la segunda par




lunes, 29 de agosto de 2016

Vertedero de mentiras

Si hubiera una mujer que escribiera como Bukoswki, seguramente sería prostituta. Guardaría un arma entre el cajón de sus bragas, como diría Nacho Vegas.

Se acostaría con cualquier hombre borracho que encontrara en barras sucias y solitarias de bares escondidos y oscuros. 

Sería seguramente adicta a diversas drogas como el caballo o la cocaína que cambiaría a cambio de su cuerpo. 

Escribiría con pseudónimo para que alguien, solamente alguien, la tuviera en cuenta. 

Tendría un idiota detrás de ella, enamorado hasta la médula, al que acudiría de vez en cuando para que la sacara de los apuros y la bañara y luego la pusiera en su cama a dormir hasta que ésta se largara a meterse algo de nuevo,

Iría a un club secreto sólo para poetas de mala vida en el que pocos la tomarían en cuenta y muchos intentarían follársela. 

No tendría familia. 

Habría, si acaso, abandonado a un pequeño bebé en un capazo en la puerta de un orfanato, fruto de una violación brutal. 

Habría  matado, a partir de entonces, a todos los hombres que la hubieran intentado forzar, a cuchilladas. 

Una sola vez habría ido a la cárcel, pero Él la hubiera sacado relativamente pronto. 

Hubiera intentado salir de ese ciclo sin fin si hubiera encontrado algo de refugio en su literatura, o en la historia de su vida. 

Pero no le ocurriría eso.
No le ocurriría nada,