APARTADOS

viernes, 5 de mayo de 2017

Guerrillera

Lola Vendetta
Lara iba caminando tranquilamente por la vereda, cuando de repente un taxista se para a su lado, y le espeta un "chttsss" muy largo. Ella sigue caminando.

El taxista, al ver que está siendo omitido (aunque, probablemente en su cabeza sólo baraje la posibilidad de que no ha gritado lo suficiente), vuelve a emitir el ruidoso "chhhttss". 

Cuando Lara se gira a ver qué ocurre, el taxista le grita una serie de improperios que ella, al no estar familiarizada con el lenguaje nativo no estándar, no logra comprender. Sí encuentra algunas palabras con sentido como "rica". 

Sabe muy bien lo que está pasando. Así que decide ir hacia la ventana del taxista y recriminarle por lo que acaba de hacer. Cuando comienza el paso, él acelera la marcha y se esconde entre el enmarañado paisaje de autos de la avenida. 

No obstante, Lara, que se ha sentido muy mal, se queda rápidamente con la matrícula del vehículo. Decide entonces tomarse la justicia por su mano, harta de este tipo de situaciones humillantes y molestas. 

Busca en Autofact con el número de patente del vehículo los antecedentes del mismo. Encuentra la empresa para la que trabaja y los datos del propietario. 

Con el nombre y el rut, hace una búsqueda más exhaustiva por internet, hasta que encuentra su lugar de residencia. 


Deja pasar  el tiempo con paciencia, y espera (con los datos anotados en un papel) hasta el día que le llega la regla. Con sumo cuidado, va guardando los tampones, toallas usadas y gotas de sangre que recoge en un bote. 

Cuando cree que es suficiente, se dirige con su cargamento a la casa del taxista, que por suerte o desgracia es una vivienda unitaria de un solo piso. 

Así, Lara  comienza a sacar de su bolsa todos los tampones y los tira sobre la valla contra la casa. También pega una de las toallas higiénicas usadas en la puerta principal. 

Finalmente, abre el bote y mete los dedos, una vez humedecidos escribe una palabra sobre el muro de la vivienda. 

Cuando ha acabado, se limpia las manos y sale de la zona caminando rápido. Finalmente, una vez ha llegado a otra calle (más segura), para un taxi y, una vez subida, le da las direcciones de su casa y baja la ventanilla para notar el aire fresco en la cara. 

Sonríe. 

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