I
¿Te imaginas una historia en la que gracias a una aplicación puedes enviar una imagen a alguien en el mundo elegido aleatoriamente, y (sólo) si él/ella quiere puede contestarte con otra imagen? Y no es posible escribir, solo enviarse imágenes, y sólo una al día, y los usuarios no son NADIE. No pueden tener nombre, imagen de perfil o descripción. Son únicamente un número. Y cuando uno deja de contestar, no es posible volver a contestar con otra imagen o volver a tener contacto con ese usuario.
Y Ella enviara una imagen de su playa apalmerada*, que alguien diría que es California, pero es Benicàssim. Y casualmente, Él la recibiera. Y le gustara la idea que se desprendería de esa imagen: calor, sol, humedad, sal, sonido envolvente de olas, brisa, goce. Y conteste con una imagen de su habitación recién estrenada, en el nuevo piso de una ciudad cualquiera donde se ha mudado para darse una nueva oportunidad y proporcionarse una nueva vida. Tan limpia y blanca como la cama (sin dosel) que sale en la imagen que le envía a ella.Y ella sonríe. Siente una pequeña punzada, como una agujita tan fina que apenas se percibe hasta que no lleva un buen rato rozando tu piel: es la curiosidad.
Y pasan las semanas, los meses, y cada día sin tan solo una excepción, 83940 y 39499 se envían imágenes de sus respectivas vidas de manera que se construyen la historia del otro a partir de solamente esas fotografías. Sin más datos. Solamente el juego que implica esa herramienta. Compartir(se).
Y entonces ella, más impulsiva, más visceral, decide hacer la locura: salir en su búsqueda. No sabe nada, apenas le ha visto el rostro en un par de imágenes y ni siquiera sabe qué hará cuando le vea, si es que le encuentra. Y emprende un camino. Podría haber tomado cualquier otro, pero decide Ése.
II
Y justamente durante ese instante en que 83940 decide elegir ese camino, hay una chica haciéndole el amor a otra. Con suavidad, con mucha ternura. Se huelen las pieles y se acarician cada rincón de su cuerpo, como si fuera el de una estatua de mármol en la esquina escondida de un museo, que exige que la toques para quitarle la primera película de polvo que le cae de la ventana y te enfría la yema del dedo a la vez que sigues todas sus curvas y notas como está perfectamente tallada.
III
Y apenas unas milésimas de segundos después ha empezado la noche mágica entre dos buenos amigos o amantes. Que no saben qué son más. Que viven tumbados y charlan de la vida fumando mientras descubren por qué el vino es el mejor trago para acompañar al shasimi y la marihuana el mejor aliado para el sexo más cerdo y más sincero.
Y se abrazan tanto que no se acuerdan de por qué alguna vez estuvieron tan separados. Él le aparta el pelo a ella para poder besarle en el cuello, justo debajo del lóbulo de la oreja, apenas deslizando los labios por su piel, explicándole sin palabras cuanto la quiere. Y ella, mientras le abraza fuerte, mira al horizonte y se imagina cuántas otras personas en este mundo estarían sintiendo en ese justo momento lo mismo que ella. Y lo mejor de todo, es que no se iba a morir en el minuto siguiente.
*Palabra inventada, claro.
Anexo I
ResponderEliminarEl Cha como expresión básica
Anexo II
Sas i avant como forma de vivir
Anexo III
Discutir como acto de amor
Anexo IV
Pesimismo como sustento de toda ilusión
Anexo V
Estación de trenes como lugar mágico XD