APARTADOS

martes, 29 de abril de 2014

Els meus ex i tú




Tengo una colección tan guay de 'ex', esa palabra que tanto me gusta, que no puedo evitar sentir una especie de cosquilleo en el estómago cuando lo pienso. En realidad soy bastante cool. He tenido tantos amantes. Tengo una foto de cada uno de ellos, y detrás cinco características de cada uno. Para acordarme. No sé muy bien que tengo, pero les atraigo. Es una especie de chico determinada.Qué le voy a hacer. Les gusto. Yo también me gusto. Sería peor lo contrario.

A veces pienso que el último es el definitivo. Como me pasó con Pablo. Era tan mono. Tan estudioso, culto, divertido,  (los brazos marcados), tan filosófico. El día que me regaló la bicicleta para que nos fuéramos de excursión pensaba que me derretía. 



Pero luego, como todo. Algunos duran más meses, otros menos. En el caso de Pablo casi hacemos un año. Pero qué os voy a decir. Definitivamente me aburrí. Me quería demasiado. Me tenía en un pedestal. "Vamos, Pa. Dime algo malo", le decía yo. Pero él nunca me veía nada malo. Estaba engañado. No me gustaba. Es decir, claro que al principio está bien. PEro después los ves tan enganchados a ti, tan dependientes, y sientes que tienes tanto poder sobre ellos, que al final dejas de sentir atracción. Vamos, no me digas que a ti no te pasa también. 

Tuve que decirle adiós. Estábamos asomados a las turbias aguas (tanto como mis sentimientos y últimos actos con algún nuevo amigo), mirando hacia el agua sin ver nada. 

- Pa, yo te quiero mucho. Pero verás, ya no quiero más esto. Creo que me he desenganchado. Te mereces alguien mejor que yo.

-Me miró sabiendo que iba a decir esto antes o después- Vaya. ¿No me quieres ya pues? ¿No hay posibilidades? 

- Creo que no... pero podemos ser amigos, ¿sabes? Yo no te quiero perder 

- Yo no quiero ser tu amigo. Quiero ser tu novio. Y que tú seas mi novia y me lleves siempre a todas partes y nos vayamos a vivir a Australia 

- Lo siento. 

No me apetecía aguantar más aquella desastrosa situación. Le di un beso en la mejilla y me largué. Si iba a llorar y llenar el mar del puerto un poco más, prefería no estar allí para verlo. A parte de un par o tres de e-mails, no recibí nada más de él. Es fácil no verle.  Sé donde va y donde no. Y sé que no le gustaría verme con Marc. 

No lo podía evitar. Marc estaba siempre en el momento adecuado para divertirme. Me invitaba a cafés, me decía lo que quería oír al principio, pero cuando vio que me acercaba, jugó a tensar la cuerda y destensarla. Nos acercábamos y no. Se liaba con otras delante de mí, pero era a mí a quien le enviaba los mensajes más tarde. Caí en sus redes. Y él en las mías. Siempre he sido una buena jugadora. No tengo demasiada inteligencia, pero basta con que te subestimen los demás. 

 
Ahora he quedado con él. Por fin hemos empezado algo. Juega a que yo casi no le gusto. Pero sus miradas no engañan. Y yo juego a que me encanta. Y me encanta. Es un gran amante. Creo que me iré con él de viaje este verano. Y luego... luego ya veremos. 

Quizás me vaya a Australia.


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