APARTADOS

martes, 10 de febrero de 2015

Desde arriba

Querida No,

¿Qué tal? ¿Sorprendida? Seguramente. Yo lo estaría si tu me escribieras. Han pasado ya varios años. Nunca me volviste a hablar. Ni siquiera a buscar. Aunque fuera por internet. En el fondo no estábamos tan lejos.



Yo sí que no te busqué nunca en las redes. Por orgullo. Ya te buscaba bastante en mis recuerdos. Cada vez tengo menos. El cuerpo es sabio, dicen. La medicina china también me ayudó en su día. Pero ayer, desempolvando los libros y guardándolos en cajas, encontré una contraportada escrita con rotulador. Una dirección y una palabra. Un día frío de junio hace varios años me escribiste en la parte de un libro que te escribiera. Me lo pusiste así, "escríbeme". Y ya. Tú siempre tan misteriosa. 

Leí la palabra y en menos de tres minutos tenía cien mil millones de imágenes de tu boca, tu cara con la mía, la casa, las cosas, tus manos, y el pendiente de aro que tanto me gustaba aunque nunca te dejé saberlo. Tu pijama. Sólo por una palabra. Dios, estaba tan colado y tan idiota.

Te he hecho caso. Y te lo estoy escribiendo. Piensas que quiero volver a verte, o que estoy esperando algo más de ti.  Que va. Tranquila. Ya me hiciste suficiente. Ni por el mejor instante correría el riesgo de volver a verte. Además, me lo dejaste claro. 

Si lees estas letras es que no has cambiado de dirección. No me gustaba nada tu piso. Lo tenías hecho un desastre, y siempre oscuro. Y aún así me hubiera quedado allí a vivir. Yo me mudo, ¿sabes? Gracias a eso han pasado este cúmulo de casualidades que me han llevado a tomar la decisión de contarte estas tonterías.

Me mudo con Sí, a una pequeña casita en el centro. Está medio rota, pero hemos arreglado ya el comedor y la habitación. Viviremos incómodos unos meses, pero haremos todo lo posible por arreglarnos, y llegará el día en que no quede ni una astilla. No te pondré la calle en la carta, así no te sentirás mal cuando decidas no contestarme.

¿Sigues con Sebas? Siempre he pensado que sí. Así que voy a seguir pensándolo, me da alegría pensar que ambos estamos bien ahora. Lejos. Nunca le he visto. Sólo aquella vez, cuando os vi caminando delante de mí, de espaldas, y tú te diste cuenta y girasteis rápido hacia una boca del metro. 

Bueeeno, chica. Que te siga yendo todo muy bien. Si tienes un problema, no me llames a mí. Me tendrías allí como un idiota en menos de un día y no te lo mereces. Llama a otra persona. Yo no te he llamado para nada, y mira que podría haber acudido a ti, no han sido fáciles estos años.

Sí ha llegado con la furgoneta para que empecemos a cargar las cosas necesarias para embarcarnos en nuestra nueva vida. ¿Que si estoy preparado? Claro que no. Pero cuando me diste con la puerta en las manos tampoco. Y surgí.  

Las cosas podrían ser más fáciles. Pero me ha tocado esto, qué le vamos a hacer.











Todas las canciones que creemos tan originales y redondas, son copias. Copias de copias, de copias de otras canciones.


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