APARTADOS

jueves, 8 de septiembre de 2016

La insoportable levedad del ser

Todos en algún momento piensan en que hubieran sido más felices en otras épocas de la historia. Algunos estudian a los Romanos con la intención secreta de volver a una infancia que nunca vivieron. 

Otros hacen de su vida repeticiones abstractas de la mitología griega, esperando ser otro hijo de Zeus.

Alguien quiere volver a ser un trobador, y se lanza a las calles sucias de la ciudad guitarra en mano a rapear, o a cantar historias de la vida que antaño ya hicieron los hombres que no sabían escribir, y sin embargo eran los más sabios. 

Existen otras personas que lo que en realidad desean es viajar al futuro. Dejar atrás a una persona, a una etapa, o a una parte de ellos mismos. 

Igual de pretencioso es arrancarse al pasado como hacerlo a lo desconocido. Aunque implica un carácter distinto. La ferocidad de lo que se viene, la oscuridad, el abismo, es solamente embriagador para el aventurero nato. El que no se queda nunca satisfecho y siempre quiere vivir más. No busca estar mejor, estar feliz. Solamente espera no dejar nunca de "estar". De respirar entrecortadamente, corriendo, aspirando cada nuevo segundo como una droga inacabable. 

Todo esto viene porque estoy leyendo uno de las mejores novelas que he leído anteriormente, con permiso de Murakami, Joyce y Galeano. 

La escribe Milan Kundera, Y todos los personajes son tan humanos, que me cuesta creer que la historia no ha ocurrido. 

¿De verdad solo somos eso? ¿Una maraña de pasiones y sentimientos descontrolados que nos hacen movernos desde el pasado o hacia el futuro con el único fin de satisfacer nuestros instintos más primarios?

Probablemente. Y probablemente, seamos la única vida de este universo que pierde el tiempo en pensar esto. Eso suponiendo que no haya réplicas de la Tierra en distintas galaxias y que en cada uno de los distintos planetas en los que nos repetimos, nuestras vidas no dejen de fluir en un tiempo y espacio que no existen, y en los que no hagamos más que vivir y morir las distintas posibles vidas que tendríamos si hubieran cambiado las pequeñas circunstancias de la vida. 

Como el cantor que aprendió a leer, o el Zeus griego hubiera renunciado a su poder y se hubiera ido a vivir como pastor a un valle cualquiera. 

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