Cuando era pequeña, muy pequeña, tenía un sueño recurrente de una gran complejidad. No había personas, ni mensajes, ni nada parecido a formas figurativas. Al contrario, soñaba con una especie de panel con píxeles que se completaba y descompletaba, y tenía un sonido parecido al de una máquina. No era un sueño que me hiciera sentir bien o mal. Simplemente era la espectadora obligada de aquel cuadrado de formas technicolor que no tenía ningún sentido para mi.
Me hubiera gustado soñar con nubes, o con viajes a lugares imaginados.
Pero eso no era lo que te quería contar.
Lo que te quería decir es que he vuelto a escuchar la canción, y quizás tuvieras razón. Más bien, tenías razón. No era triste.
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