Y pongo ladrillo sobre ladrillo, y sigo sin dar con el estribillo.
¿Qué es lo que viste en mi?
Al final... ¿qué importancia tienen las cosas del día a día? Todas nuestras historias van a acabar igual, y poco habrá importado que se nos rompiera el ordenador mil veces, que sufriéramos desamores, o que un amigo nos hiciera daño. Hasta no ser aceptado en aquella maravillosa plaza de trabajo dejará de tener importancia. Para convertirse en insignificante. Como nosotros.
Es raro (e insano) vivir con estas premisas siempre presentes. Sin embargo, a veces resulta necesario coger la regla con la que medimos la importancia de las cosas, y compararla con las reglas de los demás. Al final, descuidamos que todo tiene la importancia que nosotros queramos. Eso no quiere decir que todo ha de darnos igual, ni mucho menos. Pero eh, el mundo solo se nos va acabar una vez. Y será entonces cuando la regla no nos servirá para nada.
Hablando de disfrutar el momento, este fin de semana dejé a todo y todos en el cajón de la memoria en el que guardo todo cuando no me apetece vivirlo, y me fui con la italiana a Palma de Mallorca. Me quedé muy asombrada. Me pareció una hijita bonita de Barcelona. Para mi cada ciudad es una señora, señorita o niña. Y tiene como tal, ciertas cualidades. Palma es la hija pequeña de Barcelona. Tiene su misma alma, mucha influencia aquí y allá. Pero es más joven, menos profunda, mucho más alegre y soleada, y seguramente (aunque no lo viví), es muy festera. Es también una hija adoptiva de toda Alemania. Pero ese es otro tema.
Hice el viaje con mi amiga Cristina, una italiana a la que conocí a principio de curso y con la que he congeniado bastante. Lo malo es que su Erasmus se ha acabado y ya no viviremos a dos minutos. Lo bueno es que me espera en Italia con los brazos abiertos. Habrá que ir a verla... llevo unas semanas sin guardar la maleta en el armario. Y creo que esta vez no será una excepción. Es vibrante hacer amigas tan 'facilmente', y tener esa curiosidad y ese apego por cuidar las amistades, sabiendo que las facilidades que para muchos amigos son invisibles, con otros nunca existirán. Y eso requiere mucho más trabajo por las dos partes. Como cualquier relación, en realidad.Esta sí que es una historia abierta. ¡Como me gustan!
Lo que es una historia acabada, es lo de acabar las prácticas. Ahora que empezaba a tener buena onda con los de la oficina, a que el jefe publique mis escritos sin cambiar ni una coma, a ver que la cosa marcha... pum! Se acabó. Paga, firma aquí, toma lo tuyo, y a por el siguiente. Espero que al menos mi jefe tenga la bondad de dejarme colaborar de vez en cuando. ¡Es sin cobrar, no pierde nada!
Para acabar el escrito, comentaré a modo de nota informativa y quizás para sacar una sonrisa, que mi amigo y compañero Xavi, me agregó el otro día a un club secreto (que en este momento deja de serlo). ¡Un club de lectores de la universidad! De esos que quedan una vez al mes, debaten qué libro leer, y después quedan para comentarlo. No sé qué me hizo más gracia de todo. Creo que lo mejor fue darme cuenta de que Xavi había pensado en mi para esta clase de prácticas frikis. Por supuesto, dije que si. Sus propuestas fueron la base de mi conocimiento durante casi tres años que recuerdo con muchísimo cariño. Es imposible no hacerlo....
De la mano de Xavi encontré el amor por la música, por la lectura, el odio por los chistes malos (porque él era el rey de ellos), y muchas otras cosas que proporciona el primer noviete de una. ¡Que tiempos aquellos! Quien los cogiera ahora... pero con la experiencia que tengo hoy. Creo que muchas cosas hubieran cambiado. ¿O quizás no? Al final, siempre me siento igual de idiota, insensata, engañada e insegura. Cosas de la vida, supongo.
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