- Te quiero
- Lo siento
- Buena onda
Son esa clase de cosas que nos cuesta decir, recibir y digerir (y que riman).

Cuando queremos a alguien, creo que es bueno hacérselo saber. Sí, soy de esas. De las que no para de hablar, o no habla nada en absoluto. De las que no se puede quedar nada dentro, porque explota. De las que escribe cartas a todos, y normalmente aprieta 'intro'. Creo que es sano saber que te quieren, y que los demás sepan que tienen un hueco (al menos ahora, al menos un poco) en tu corazón. Hay mucha gente que va de dura pero si no se les dice algo así se hunde (ja, blandengues).
Lo siento es otra cosa que digo con mucha más frecuencia. Antes no lo decía ni aunque me pagaran. Y que me lo dijeran a mí, tampoco me parecía motivo de perdón. Pero volvemos a lo de siempre, demos a todo la importancia que se merece (que suele ser entre poca y nada). Y los 'lo siento' cobrarán todo el sentido. Y todos se perdonarán y acabarán haciendo orgías en la plaza del pueblo, pidiendo perdón a todos y por todo. Nah, esto último sobra. Luego lo borro.
Dar las gracias, supone mucho más de lo que muchos pensamos. Dar las gracias está tan prostituido por la educación, por los buenos modales, que prácticamente ahora carece de sentido. La gratitud es un sentimiento tan bello, que no entiendo como no tiene muchos más sinónimos, antónimos, traducciones, y matices. La gratitud es muchas veces lo que nos mueve a hacer cosas. Y no voy por e camino de 'lo hago porque así le hago ver que yo también estoy a la altura, para devolvérsela' (ojo, que no deja de ser loable).
La gratitud es un estado de la persona mediante el cual el individuo se da cuenta de que no solo no puede vivir sin los demás, sino que además les debe todo lo que es.
Y si todos estos sentimientos/sensaciones/estados se hacen en el marco de la buena onda, definida por José Felipe Cornejo una vez paseando por la calle del cerro de Santa Lucía; entonces es más que importante darse cuenta de que éste, y no otro, es un buen medio para caminar felizmente. No, para llegar a la felicidad.
Esto parece un libro de autoayuda cada día más. Pero en realidad no tanto, es solo una especie de uso de la razón en el plano de lo real que nos invite a todos a pensar antes de actuar. Pero desde la buena onda, no desde el rencor. Invirtiendo en el camino hasta mañana, y en el mañana.
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