APARTADOS

martes, 13 de mayo de 2014

Yo no sé si será normal.

Yo no sé si será normal. Aunque lo que implica la normalidad, a veces no es nada normal. Y de todas formas ser normal conlleva no pertenecer a ese otro mundo de locos en el que ellos solos, hablando en plata, se entienden la ostia de bien. Es tan fácil o difícil ser uno más como cruzar la línea de hacer lo que te plazca o no en cada momento de tu vida. 

La anarquía mental o de acción de una persona en una realidad nada anárquica sólo se entiende si al individuo cuya mente ha decidido dejar de pensar en el 'deber social' y ha empezado a hacerlo 'como le sale del chichimorris'; se le califica de LOCO. 

Yo hoy hubiera sido una loca más. De las que ya no quedan. Los locos de ahora están demasiado poco locos. Son previsibles. Sus locuras no son nada arriesgadas. ¡Vamos hombre! 

Hubiera nadado en la piscina haciendo el tornillo y dando volteretas, una tras otra. Le hubiera cogido del bañador a la de al lado, que iba muy sobradilla, y se lo hubiera estrujado contra su terso culo de nadadora. Muy fuerte. 

Después hubiera salido corriendo, lanzando los malditos apuntes de catalán y cantando canciones mientras cambio las palatales por los patatales, las eses dobles por las equis y las ces trencadas por las eses sonoras (¡qué osadía!)

Hubiera corrido y corrido, dando nada por supuesto y todo por dispuesto para largarme lejos y lejos, hasta donde llegara mi locura. El noventa por cien de mi cabeza sabe qué destino tomaría. Cuando estoy loca, más. Empieza por Chi y acaba por Le. 

La gente nos pasamos el día esperando a que todo salga como tenga que salir (¿cómo?), a auto-convencernos de que no existen los días de mierda, a que la felicidad es un camino y no una meta. ¿Y si solo es un estado de locura? Menudas horas perdidas invertidas pensando si estaba, o no estaba siendo feliz. ¡Qué cojones! 

Existen los días de mierda. Y no valen para nada. Bebes y te mojas entera, nadie te mira desde el otro lado, nadie te espera. Los niños no son niños, son monstruos. Y las canciones hablan de todos los demás felices y suertudos que siguen con su vida sin ser conscientes de que nada de lo que hacen tiene sentido alguno. 

Y tú sigues en el centro, contrariada, pensando en qué clase de fuerzas se juntaron para que nacieras, crecieras, te desarrollaras, y en algún momento murieras. Mirar al cielo no va a hacer que caigan respuestas.




Yo me borro de ser normal. Para sinsentido, lo que pasa por mi mente cuando parezco una más. ¿Lo parezco? Tú ya sé que dirás que no. Pero aún no has visto nada. Así que yo no sé si será normal, pero la verdad es que la siguiente vez que me pase lo de hoy, voy a hacer lo que dice Freud, ahí dentro, súper dentro. Y vas a flipar.






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