A parte del problema que supone el morir (perder la vida), cuando nos vamos al cielo tenemos que hacer frente a otro aspecto al que siempre le hemos dado importancia capital en la vida normal: el estado físico en el que nos encontramos en los últimos años de vida.
Y es que al morir dejamos la vida con un cuerpo físico determinado y es con ese mismo cuerpo con el que llegamos al cielo. Hay cláusulas, claro. Por ejemplo los que se mueren en un accidente de avión, los que se desintegran en un agujero negro o los que mueren calcinados pueden acceder, mediante el rellenado de unos formularios, a que se les devuelva sus antiguos cuerpos. Sino en estado óptimo, al menos el suficiente para entrar en el cielo con buen pie.
Sin embargo no es fácil. Y la mayoría de personas llegamos al cielo como morimos. En Occidente lo normal es morir de viejo. Así que la mayoría de muertos llegan a "casa" con el cuerpo y la cara llena de arrugas, la de los 80 años más o menos. No hay dolores, por supuesto, pero claro esto no deja de ser un problema para todos los que al llegar al paraíso, esperamos tener al menos el cuerpo de los 25. Y poder ser nuestro mejor yo estético el resto de nuestra existencia. Pero no es así.
¿Que supone esto en la vida del cielo? Supone que hay pocos niños, muy pocos. Y pocos jóvenes. Que la mayoría son muertos por cáncer o de viejos. Así que la estética ha causado un gran revuelo en el mundo del cielo. La gente ya no va a cambiar y el estado de las personas siempre es óptimo, ya que en el cielo el cuerpo no vale para nada más que para envolver a las personas. Los cuerpos sólo son fachada. Y la guardia angelical se plantea ahora eliminar la palabra estética. Pero lo expertos en moda y los sociólogos se han unido, quien sabe hasta cuando, para luchar por que el patrón a seguir y el patrón estéticamente aceptado y de moda sea el cuerpo que tenemos a los 80 años. Las arrugas, los dientes de menos y los bastones como complemento "must" de la temporada cielil.
Las abuelas salen con los abuelos. Los maduritos con las niñas. Las abuelas con los jóvenes y las maduras con los viejos. La vida es fácil y simple en el cielo. Pero muchos seguimos sin ver claro lo del amor en este lugar al que llamamos post-vida o paraíso mortal. Al cielo, vaya. Nos llevará algún tiempo acostumbrarnos.
Pero quien sabe. Quizás nuestra próxima pareja de cielo nos dobla la edad y el paraíso compartido con alguien que tiene un cuerpo 10 ( de moda en el cielo), se hace irresistible.
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