Hoy toca mochileo por la ciudad.Libro, cåmara, chaqueta y música.
He cambiado el chip a modo viajera.El sol me ha tocado esta mañana y me ha dicho que onda Maria. Levantese po mujer. Santiago la espera con los brazos abiertos para hacerla sentir.
Una de laa cosas que más me hacîa sentir esta ciudad era insignificante. Y me gustaba. Es complicado de explicar. Pero asi era. Y asi sigue siendo. Nadie puede permitirse el lujo aca de sentirse importante. Necesario.
Ayer vi a dos compañeros de la antigua casa de Latorre.Martin y Nestor. Fue muy raro, la vida da muchas vueltas y cada persona, siga o no siga su corriente, choca con muchas rocas por el camino. Intenta agarrarse a las ramas para no seguir junto a los demás dejándose llevar. Pero al final caen. Y siguen navegando, sin rumbo fijo. Sin ver la meta.
Seguían igual. O no. Me entró algo parecido a la desidia, como tristeza. Me siento tan viva que tengo miedo. A los ratos sola. A los caminos no escogidos. A las cosas inesperadas. A no alcanzar mis sueños. A la aburrida vida diaria que te encierra.
Ayer fui al teatro y me gustó la obra, eran Carl Marx y Freud en Chile. Luego fuimos a un bar del patio Bellavista. Y tomamos vino y bailamos, y hablamos mucho. Como antes. Por tener ratos así he vuelto aquí. Se tieme que comprender.
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