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jueves, 8 de julio de 2021

[Mi deporte favorito es caminar tu piel] #Piel1

Tú no te das cuenta, pero lo hago en cuanto tengo un momento libre. 

Navego entre las cuencas de tus ojos y me deslizo desde ellos hacia tu nariz grande y chata, escalo hasta el borde de sus curvas y me lanzo a tus labios. Ay tus labios. Rojos y jugosos, tan blandos y cálidos, tan parlanchines cuando no se mueven, tus labios besan antes de que tú lo sepas. Y yo siempre les devuelvo el beso. 

Lo que más recuerdo de tu piel es la suavidad mate que tiene tu espalda. Cuando paseo mi lengua por ella y subo hasta tus hombros me nacen en las entrañas unas ganas tan inacabables de comerlos que, sin darme cuenta, abro la boca y la poso, enorme, sobre ellos. No necesito morderte fuerte ni lento. Solo apoyo mis dientes sobre tu piel y respiro sobre ellos mientras apoyo mi cuello en ti. 

Cuando tus palmas se escapan dentro de mi camiseta, escalando con los dedos, siento la calidez de tus manos en mi frío cuerpo y mi pecho ya tiembla. Es un efecto de eco retroactivo que aparece antes de que llegue el sonido. 

Mi parte favorita de caminar tu piel es cuando llego a tu oreja susurrando palabras mojadas y tú te estremeces y retuerces de placer mientras te desabrocho el pantalón. Me sé las pecas de tu cuello de memoria y las uno con la punta de mi nariz como si estuviera uniendo todas las estrellas de tu universo 

Si me monto sobre ti, abro las piernas para poder descansar mi pecho en el tuyo y disfruto moviéndome suave y acompasademente mientras imagino en qué espacio de mi cuerpo vendrán tus dedos a pellizcarme suavemente. 

Te hablo al oído y me muevo encaramada en tu cadera, tú me coges con fuerza y siento que estamos cayendo desde el punto más alto y cuando lleguemos solo seremos sudor y jadeos. 

Busco tu piel más escondida porque, muchas veces, creo que encontraré en ella tu último tatuaje y llevará mi nombre. Y releo con las yemas cada una de tus líneas dibujadas hasta que llego nuevamente a tu espalda y ahí te agarro las nalgas con fuerza como si me estuviera cayendo. Porque me estoy cayendo.

Cuando estás a punto de correrte te sonrío y me pego a ti lo más que puedo para unir la mayor parte de mi piel con la tuya, el tacto aterciopelado me hace sentir acariciada y segura y en ese momento deseo que se pare el tiempo y meto mi lengua en tu boca como si dentro hubiera un botón que hiciera explotar todo. 

Si ya no podemos más y nos corremos, me gusta quedarme muy quieta después del último aliento y respirar el vapor que sale de tu piel como si estuviera drogándome de ti. Respiro profundo a tu lado mientras me acaricias y yo cierro los ojos y me quedo dormida. 

Es como si tú siempre te estuvieras yendo y tu piel fuera el único camino que me queda para encontrarte.


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